El sol al fin salió...
no se si lo extrañaba,
pues las nubes me cobijaban
me lavaban las lágrimas
y apagaban mi dolor.
Ahora el sol seca y quema
la cicatriz en espiral,
como agua del mar
cocina lentamente la piel
y la herida cierra en vitral.
Pero ahora me doy cuenta
con una daga en la mano
que quería abrir la herida
para que su registro no fuera borrado,
no fuera aislado ni derrotado,
que no fuera removida esa parte de mi vida,
que no cerrara ese abismo de dolor
que al mismo tiempo no quería...
Yo quería... Yo... quería...