como el cachalote sospecha del huracán,
como el cerdo encuentra el azafrán,
como yo encontré lo escondido en tu desván.

No me sorprendí, y te deje mentir,
me deje engañar un tiempo,
el tiempo necesario de la iluminación,
el tiempo necesario de hacerse arrepentir,
lo necesario para dejar lo que siento.
Y apareció la mentira,
la serpiente inmaculada amarilla,
salio como un fantasma
salio enrollada y se desdoblaba
y alcanzaba a morder el corazón.
Y te deje mentir, y mentiste,
muy mal, pero lo hiciste,
y sonó el despertador del lado oscuro,
y mi malévolo plan cobró vida,
pero fue como chocar contra un muro,
un muro que no deja ver el futuro.