La sombra de la cortina me acaricia levemente los parpados, que cerrados esperan al amanecer, que abiertos me muestran el mundo tal y como no lo ven muchos, asegurándome que todavía estoy vivo... de repente, como por instinto, te veo en las sombras y me sonríes con tu rostro tan bello y me haces levantarme a abrazarte, pero no estabas... triste y sin hambre hago que la lluvia de la regadera me quite el aroma que en tiempos ancestrales era un afrodisíaco para las hembras, desnudo e indefenso, cierro mis ojos y te veo, acariciándome, besándome, torturándome con tus encantos... ya con mi segunda piel y disfrazado para estar como lobo entre las ovejas, pase en mi caballo de hierro y te vi a la distancia, como cuando un espejismo te ciega la visión y la razón... y si eras tu... la misma, y me viste, con un gesto de asombro, y te bese y te olfatie como lo hacen los lobos... pero la esclavitud otra vez me alejo de ti, pero me quedo una parte de ti en mi!!
Adolfo Becquer
RIMA XVII
Hoy la tierra y los cielos me sonríen;
hoy llega al fondo de mi alma el sol;
hoy la he visto.., la he visto y me ha mirado...
¡Hoy creo en Dios!